Este lunes 25 de julio, al cumplirse 46 años de su asesinato, se presentó en la biblioteca Mariano Moreno, en el marco de la Feria del Libro, «Wenceslao Pedernera, El Santo de la Puerta de al Lado», de Gabriela Peña, actividad organizada por la secretaria de Derechos Humanos y el Obispado.
Acompañaron la presentación, el Obispo monseñor, Dante Braida, autor del prólogo del libro; el secretario de Derechos Humanos, Delfor Brizuela; miembros de la diócesis, familiares de Pedernera, ex Presos Políticos, organizaciones de derechos Humanos y de la sociedad civil y público en general.
Posteriormente a la presentación se realizó una charla muy participativa con los presentes.
El libro describe la vida de nuestro mártir- beato en relación con su familia, su pensamiento y su tarea como hombre de campo y de fe.
La autora resalta al hombre de fe comprometido con el evangelio, y al trabajador entregado a una causa común, a la lucha del campesino por la tierra y el trabajo. Así también hace foco en su compañera de lucha, su esposa “Coca”, a quién señala como la quinta mártir riojana, ya que al está unida en matrimonio a Wenceslao, está unida también a su martirio. “Es la mártir que no derramó sangre”, aseguró.
Por su parte Brizuela destacó la presentación del Obispo y de la autora, al calificarla de «pedagógica y amena», y remarcó el valor de la vida de Pedernera, indicando que era «un militante de una causa noble y justa». Así también sostuvo que: “Wesen como lo llamaban, es reflejo del hombre nuevo, sencillo, simple, trabajador, familiero, amigo y compañero, jugado y comprometido por la dignidad humana, la justicia y la igualdad”.
“La santidad de la puerta del lado, es la santidad de un tipo de tierra adentro, alguien común que vivió lo ordinario de la vida con pasión y que también abrazó la causa de un proyecto social y político de liberación, de dignificación, de solidaridad social, inspirado en el evangelio y en la fe, por eso, decimos que era santo y un compañero, o un compañero santo. Una santidad encarnada en la lucha y en el compromiso para lograr una sociedad mejor, más justa y fraterna”, manifestó.
De igual modo sostuvo que el hecho martirial, no tan solo involucró a Wenceslao que “se jugó el pellejo”, sino también a su esposa “Coca”, ya que ambos asumieron una vida juntos en la lucha y en la fe. Por eso señaló que el martirio del beato, está indisolublemente unido al de su compañera de entonces, recalcando que “ella no es ajena al martirio de Wenceslao, menos aún después del asesinato de su esposo, cuando le tocó vivir un verdadero martirio en vida, por el terror que era vivir en ese régimen”.
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